Las dos jornadas de bombardeos sobre Afganistán no han desviado, de momento, la atención del mercado petrolero sobre el tema que más le inquieta: la recesión económica mundial. La acción militar estadounidense se restringió a las ciudades afganas, por lo que las rutas de salida del crudo del Golfo Pérsico hacia Occidente se mantienen intactas. No hay, por ahora, temor al desabastecimiento.
El mercado del crudo se ciñe a lo que se sabe y esto es que la demanda de crudo ha bajado considerablemente y que crecen las reservas en manos de empresas y gobiernos. Por ello, el precio del barril brent en el mercado de Londres registraba ayer un leve avance a una hora del cierre de 30 centavos, hasta los 21,95 dólares. En Nueva York el barril WTI apenas subía cinco centavos a la misma hora, hasta los 22,85 dólares. A media sesión, ambos mercados llegaron a registrar pérdidas. Un analista de Londres definió en una frase la situación del sector: 'Lo que más preocupa al mercado del crudo son los malos datos de la economía mundial y el aumento de las existencias de petróleo'.
La confirmación por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de que no tenía previsto recortar su producción a corto plazo acentuó la debilidad del precio del crudo. La OPEP ni siquiera prevé poner en marcha su mecanismo de recorte automático de producción, a pesar de que el precio de la cesta de crudos del cartel ya lleva 10 días por debajo de su objetivo mínimo de 22 dólares. Lo que planea hacer la OPEP para frenar la caída de los precios es ajustarse a sus cuotas de producción vigentes desde el 1 de septiembre (23,2 millones de barriles diarios).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de octubre de 2001