El Vaticano no consigue encontrar las palabras justas para afrontar la situación internacional tras el primer ataque conjunto de Estados Unidos y el Reino Unido el domingo contra Afganistán. Todavía ayer, horas después de que las cancillerías de todo el mundo expresaran su opinión sobre la delicada intervención, la Santa Sede se mantenía en silencio.
El papa Juan Pablo II, que permaneció despierto en su apartamento del palacio episcopal hasta después de las once de la noche del domingo, se refirió ayer a la actual situación internacional al recibir a los peregrinos que acudieron a Roma para asistir a la beatificación ese mismo día de siete nuevos cristianos. 'Quiero compartir con vosotros', dijo el Papa, 'y confiar al Señor la angustia y la preocupación que suscita en nos este delicado momento de la vida internacional'. Al final de la audiencia, el pontífice ha invocado en latín: 'Da pacem Domine in diebus nostris' ('Concede, Señor, la paz a nuestros días').
Por su parte, el primer ministro portugués, el socialista António Guterres, expresó ayer su solidaridad y apoyo 'inequívocos' a los ataques de Estados Unidos contra Afganistán.
'La lucha antiterrorista', dijo, 'será larga y dificíl, por lo que nuestra preocupación pasará no sólo por garantizar la seguridad de los portugueses, sino también por minimizar el impacto de la crisis internacional en la economía nacional'. Guterres explicó que el apoyo a Estados Unidos por parte de la Unión Europea es 'coherente con los valores y principios defendidos por el Estado portugués', y subrayó que la prioridad del Gobierno consiste 'en reforzar la seguridad interna y evitar cualquier situación de ruptura o pánico'.
El primer ministro destacó también que 'no estamos ante una guerra santa ni ante una guerra de civilizaciones contra el islam, sino simplemente en un combate contra el terrorismo internacional'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de octubre de 2001