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Dos solitarios sueñan con 'ser como los demás' en El Canto de la Cabra

La realidad, áspera e inclemente, no ha conseguido tumbar los sueños de los protagonistas de Dani y el profundo mar azul, el espectáculo teatral que ambienta los fines de semana de la sala El Canto de la Cabra. Dani y Roberta ahogan sus penas en un bar de barrio, en la periferia de todo. Los dos sufren de soledad, miedo e incomunicación, están 'al límite', como dicen los programadores, pero aspiran a 'llegar a ser como los demás, se empeñan en ser románticos, en casarse de blanco'.

El texto original es de John Patrick Shanley, un tipo del Bronx (Nueva York, EE UU) que, por raíces, escribe siempre de ambientes urbanos, poblados por 'personajes casi marginales, atrapados por su pasado pero que poseen mucha energía para salir de sus problemas', como dicen los programadores. De hecho, la compañía Periférica, la que ha puesto rostro y piel a Dani y el profundo mar azul, deja abierto un resquicio a la esperanza. 'Nuestros personajes viven al límite de todo, pero ni han perdido el humor ni se dan por vencidos fácilmente', se enorgullecen.

El traductor de la pieza, Enrique Arce, destaca que ha mantenido el carácter 'coloquial' de los personajes, 'las incorrecciones gramaticales con las que se expresan y el abuso de la expresión fucking (joder) convertida casi en un signo de puntuación'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de octubre de 2001