Desde Jerusalén, soy consciente de que hasta dentro de unos días, igual que tras los atentados terroristas en Estados Unidos, no se sabrá el número de víctimas que el bombardeo estadounidense ha causado esta noche en Kabul.
Acaso no lo sepamos nunca. Una niña de 11 años, María, ha muerto en una de las explosiones. ¿En cuál de las dos? A María le da igual.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de octubre de 2001