Volamos de Barcelona a Amsterdam con Iberia cuatro días después del atentado en Estados Unidos. Al pasar por el escáner del aeropuerto de El Prat, me confiscaron unas tijeritas de las de hacer manicura. Hasta aquí todo correcto, incluso pensé 'esto empieza a funcionar'. Ya en el avión, al servirnos la cena, cuál no fue mi sorpresa cuando nos facilitaron cubiertos de acero inoxidable, cuchara, cuchillo y tenedor. ¿No es una incongruencia como la copa de un pino?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de octubre de 2001