Les propongo un juego que suelo practicar a menudo.
Cerca de donde todos los madrileños vivimos, hay uno o varios coches abandonados, bien aparcados, con las ruedas pinchadas, sucios, cristales rotos.
Llamen al teléfono 010 (Ayuntamiento de Madrid, recogida de vehículos), y una señorita muy amable les pregunta la matrícula, marca, modelo y color del vehículo abandonado. Incluso les dice el número del expediente de retirada.
Y a esperar.
En mi caso, llevo meses esperando que retiren todos de los que he dado parte. Al fin, alguien me ha dado la explicación de por qué no se los llevan.
Parece ser que llevarse los coches abandonados no es rentable, pues no sólo por el gasto de transporte y almacenaje que nadie paga, sino que en los almacenes municipales, ocupan plazas para vehículos retirados por infracciones, cuyos propietarios pagan religiosamente, si quieren recuperarlos.
En espera de que tengan más suerte que yo en este juego, les saluda.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de octubre de 2001