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Crítica:BEBER

Maestría a bajo precio

NO EXISTE en el mundo tanta calidad a precio tan ridículo. Vergüenza de país, que elabora uno de los mejores vinos aperitivos del mundo, un blanco de personalidad arrebatadora, generoso con la boca, embriagador en la nariz, potente y delicado, sano (¿hay que decir: consumo moderado?) y emotivo, y que ni lo paga ni lo bebe. Hablo del fino y la manzanilla, o de la manzanilla y el fino, que tanto monta. Así las cosas, quiero destacar la maestría de este Maestro Sierra, que hace arabescos de hondo calado donde otros se limitan a la magia común del sistema de las soleras y criaderas y la crianza biológica. Porque aquí las levaduras, que constituyen el velo protector del vino en su larga crianza, se han poblado de delicadas flores silvestres (camomila), se han adornado con frutos secos, se han excitado con los recuerdos marinos (yodo, sal), para enriquecerse con la aportación de la bota jerezana que hace del tiempo aromas misteriosos de anticuario. Y este despliegue de aromas cede el paso en la boca al sabor punzante, al paladar amargoso, al tacto glicérico, para recuperar protagonismo cuando el vino, al descender por la garganta, suspira un adiós perfumado de suprema elegancia.

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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de octubre de 2001