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AL VOLANTE | PRUEBA

Casi como un turismo

El Avensis Verso no da sensación de monovolumen cuando se accede al interior. Tiene menos altura de lo habitual y una posición de conducción más baja y parecida a la de los turismos, pero mantiene la buena visibilidad de estos coches.

Manejable y equilibrado

Las medidas compactas de la carrocería reducen la habitabilidad, pero afectan positivamente a la conducción: su menor altura permite conseguir un centro de gravedad más bajo y mejora la estabilidad.

Al igual que el Honda Stream, el Avensis Verso es uno de los monovolúmenes grandes más ágiles y manejables, y ofrece una conducción muy similar a la de los turismos: balancea poco en las curvas, acusa menos las inercias y tiene unas suspensiones equilibradas, con una eficacia correcta y un confort suficiente. No sólo su tamaño es fácil de conducir, sino que se agarra bien y transmite seguridad. Sólo se echa de menos el ESP, que no se ofrece ni como opción, a pesar de la importancia de este sistema en coches de mentalidad tan familiar. Los frenos paran bien el peso y son muy completos al incluir de serie un moderno ABS con EBD (distribuidor de la fuerza de frenado en curva) y BA (servofreno de emergencia).

Un turbodiésel muy moderno

El motor es el 2.0 16v. D4-D del Toyota Previa, que cuenta con los últimos adelantos: inyección directa, turbo variable, raíl común e intercambiador. La cifra de potencia es bastante normal, 116 CV, pero responde con fuerza en todos los regímenes y mueve el peso con soltura. En ciudad es bastante elástico y en carretera se recupera bien, no pierde velocidad en las subidas y llanea a buen ritmo.

Pero, aparte de ofrecer unas buenas prestaciones, tiene un cambio de cinco marchas bien escalonado para sacarle el máximo rendimiento, sube de vueltas con alegría y se estira sin esfuerzo hasta 5.000 revoluciones, una cifra alta para un diésel. Además destaca también por sus consumos, bastante comedidos para lo que pesa: gasta menos de ocho litros a ritmos tranquilos y es difícil llegar a 10 en conducción rápida y tráfico urbano. En cambio, la sonoridad está menos lograda. No es demasiado ruidoso al ralentí y en el tráfico urbano, pero en carretera acusa cierta rumorosidad mecánica de fondo que se hace molesta en los viajes largos. Y no está tan bien aislado como los mejores modelos europeos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de octubre de 2001