La primera semana de guerra contra Afganistán ha resultado positiva para las bolsas ante la ausencia de respuestas. Este clima favoreció una subida constante de las cotizaciones y los índices han conseguido recuperar el nivel del día 10 de septiembre, previo a los atentados.
El clima bélico recuerda mucho al de la guerra contra Irak y los mercados de valores están reaccionando como si tuvieran delante un hecho ya conocido. Los avances fueron ganando en intensidad a medida que avanzaba la semana ante la ausencia de obstáculos, en este caso, acciones de respuesta ante los bombardeos, y la mayoría de las bolsas han conseguido recuperar el nivel previo a los atentados contra Estados Unidos.
Sin embargo, en la eurozona llegaron algunos problemas inesperados de la mano del crecimiento económico en el segundo trimestre del ejercicio. El PIB creció sólo el 0,1%, frente al 0,5% del primer trimestre, y el temor a que el parón económico se esté extendiendo más y más rápido de lo previsto forzó la prudente retirada de muchos inversores.
A pesar del frenazo de la jornada de cierre, que fue la del jueves para la Bolsa española, el índice general de la Bolsa de Madrid termina la semana con un avance del 5,46% que, para el Ibex 35 era del 5,35%.
Para algunos analistas no fue sólo el dato del PIB el que llevó la desconfianza a los mercados europeos. El consejo del BCE decidió esa misma mañana mantener los tipos de interés en el 3,75%, atendiendo a la necesidad de mantener el control de los precios. El diferencial con Estados Unidos es, en un momento crucial para la economía de la UE, de 1,25 puntos y parece que seguirá en ese nivel.
La Bolsa norteamericana, que continúa siendo la referencia obligada para el conjunto de los mercados de valores, mantuvo la tendencia alcista hasta el día 11, cuando se cumplía un mes de los atentados, pero los inversores optaron por la retirada de beneficios en la jornada de cierre. A pesar del tono de los mensajes oficiales, esta guerra no convence a nadie y la inversión vuelve a centrarse en los problemas de la economía. Respecto de este punto, un alto responsable del departamento del Tesoro afirmaba el pasado jueves que los últimos datos pudieran estar indicando que la situación no es tan mala como parecía. El buen tono de la Bolsa, bajo sospecha de intervención constante, es una de las pruebas, mientras que el argumento de fondo es que las empresas ya habían hecho antes de los atentados grandes esfuerzos para adaptarse a la crisis y superarla.
En cuanto al mercado español, lo único positivo que ha ofrecido en esta semana ha sido un discreto incremento del volumen negociado que, una vez pasado el susto de los atentados y de la puesta en marcha de la guerra, parece responder a una toma de posiciones en niveles muy atractivos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de octubre de 2001