A medida que van pasando los días y van saliendo a la luz pública los entresijos del caso Gescartera, envuelto en un penetrante aroma a sacristía, se va poniendo al descubierto el verdadero rostro de personas e instituciones. Uno de ellos, el de la Santa Madre Iglesia, a través del señor Peralta, ecónomo del Arzobispado de Valladolid.
A veces, sucede en la vida que un personaje se convierte en arquetipo y tiene la capacidad de sintetizar, como un fiel retrato, a toda una comunidad o institución. Es el caso del inefable 'padre' Peralta. Como buena cristiana que debía ser y en consonancia con el Evangelio, doña Concepción Méndez Carlón dio un destino humanitario a su herencia. Y para asegurarse de que su última voluntad se cumpliese, dio todos los poderes necesarios al padre Peralta (seguramente, su director espiritual). ¿A quién mejor?
Hoy, gracias a Gescartera, sabemos lo que hizo con la herencia. Hoy, tras conocer lo sucedido, la pregunta que surge es: ¿cuántos padres Peralta, a través de años y siglos de poder omnímodo e impunidad? Desde Trento y la Santa Inquisición hasta Franco y el nacionalcatolicismo, ¿cuántos? En la malherida España, que dijo Machado.
Al hacer el retrato histórico de la Iglesia católica de España, Galdós fue demasiado generoso: se quedó corto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de octubre de 2001