La Guardia Civil ha detenido en Madrid a los 11 miembros de una red que se dedicaba a introducir en España vehículos de lujo, procedentes de otros países de la UE, a través de sociedades instrumentales que los matriculaban declarando un valor muy inferior al real y que luego los revendían sin liquidar a Hacienda los correspondientes impuestos sobre el valor añadido (IVA) y de matriculación. Fuentes del instituto armado han señalado que la banda desmantelada en la denominada Operación Benya ha logrado vender así más de 1.500 vehículos, y que el fraude a las arcas públicas podría llegar a los 2.000 millones de pesetas al año, ya que en cada vehículo vendido, con un precio medio de cinco millones de pesetas, se defraudaba cerca de un millón en concepto de IVA e impuesto de matriculación.
Las investigaciones comenzaron en enero pasado a raíz de un accidente de circulación en las proximidades de Colmenar Viejo en el que se vio implicado un vehículo cuya documentación se encontaba en situación irregular. La operación continúa abierta y no se descartan nuevas detenciones.
Por otra parte, la Brigada de Policía Judicial ha detenido a tres personas que se dedicaban a estafar a ciudadanos a través de una línea telefónica 906. Los integrantes de la banda -Jaroslav V., checo de 31 años, y los madrileños Andrés C. M., de 29, y María Dolores V. E., de 46- habían contratado la línea para atender los avisos de una supuesta sociedad mercantil, Rosachecos, SL, que pretendía ser el servicio oficial de reparaciones de varias marcas de electrodomésticos. Al recibir la llamada de un ciudadano, descolgaban y ponían en marcha un reloj cronómetro; así controlaban el tiempo, que debía ser de cuatro a cinco minutos. Contestaban 'un momento, por favor', y tenían a la espera al comunicante alrededor de un minuto. Después pedían todo tipo de datos del electrodoméstico, avería, domicilio y lugar desde donde se llamaba, para terminar diciendo que no tenían personal cualificado para atender esa avería y facilitaban el número de otro servicio técnico, dejando transcurrir otro minuto antes de cumplimentar ese ofrecimiento. Cada día recibían entre 150 y 200 llamadas. El coste del minuto era de 150 pesetas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de octubre de 2001