Las cajas de ahorro, denominadas también 'entidades sociales sin ánimo de lucro', están sustituyendo, la mayoría de ellas, las habituales instalaciones cerradas y protegidas de los cajeros automáticos por otras, que hacen el mismo servicio, en plena calle.
Con esta medida tan social están contribuyendo, sin duda alguna, a que los índices de delincuencia disminuyan considerablemente: todos los ciudadanos que hayan de hacer uso de este servicio, pero las personas con deficiencias físicas en particular, ciegos, personas en sillas de ruedas, etcétera, se lo pondrán más difícil a los cacos, sólo tendrán que correr, o gritar, y mucho, para evitar que les roben su dinero o les hagan daño.
Esta medida la toman, dicen, porque los mendigos y menesterosos, además de turistas de mochila, inmigrantes, etcétera, utilizan estos espacios para dormir y guarecerse de la lluvia o del frío.
Dichas entidades sociales podrían haber buscado otras soluciones a este asunto, pero debido al interés social que representan y lo que les preocupa el bienestar de los demás, sólo se les ha ocurrido pensar en ésta, no fuera caso de que otras salieran más costosas.
Mientras tanto, el Ayuntamiento no sabe, no contesta, sobre la utilización de la vía pública, ni sobre esa contribución gratuita que dichas entidades hacen a la disminución de la inseguridad ciudadana, en la ciudad de Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de octubre de 2001