Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
OPINIÓN DEL LECTOR

Al hospital Gregorio Marañón de Madrid

Santo Domingo, República Dominicana

Sólo queremos decir ¡gracias! Y decirlo públicamente. Lo hacemos para satisfacer una necesidad íntima, profunda y sincera, mantenida por ya casi diez años. Fue entonces cuando nació nuestro hijo en Madrid.

Nosotros, una pareja dominicano-soviética (ella, la Unión, todavía existía), residíamos allí, llevados por las circunstancias.

Las complicaciones relacionadas con la hipertensión de mi esposa obligaron a que se le practicara una cesárea, apenas finalizando el sexto mes de embarazo, y teniendo el feto los pulmones escasamente desarrollados.

Por ello debió permanecer el bebé tres meses en incubadora y recibir tratamientos de sofisticada tecnología. No teníamos ni dinero ni Seguridad Social para asumir los gastos hospitalarios. 'Nada de eso importa ahora. Sólo nos interesa la salud de la madre y el niño', nos dijeron los médicos del hospital Gregorio Marañón. Y les brindaron excelentes cuidados y tratamientos, gracias a los cuales el niño pudo sobrevivir. Pronto cumplirá 10 años, asiste al 4º curso de educación básica y es un estudiante de excelentes calificaciones, saludable y alegre. No queremos parecer melodramáticos. Pero no podíamos dejar de hacer patente de alguna forma el agradecimiento profundo conservado todo este tiempo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de octubre de 2001