El automóvil de la princesa noruega Märtha Louise, un Volkswagen Beetle plateado, fue dañado por un desconocido mientras estaba estacionado frente a su apartamento en Oslo. Un desconocido, de unos 30 años, que está siendo interrogado por la policía, destrozó con una barra de hierro el cristal trasero del vehículo y arrojó huevos, no se dijo si frescos o en mal estado, en su interior. El episodio, en estos tiempos de terrores varios y amenazas imprevistas, ha causado alarma en la casa real y ha alertado al máximo a los servicios de seguridad, que en adelante redoblará la vigilancia en torno a los miembros de aquélla. Per Arve Bakke, del distrito policial de la capital noruega, no subestima la gravedad del episodio. 'No es casualidad que se haya producido esta agresión', dice, 'ya que había muchos automóviles estacionados en el lugar y sólo el de la princesa fue dañado'. De ello se deduce que la ira del autor tenía como destinataria a la princesa. Sobre los móviles de la acción, nada ha trascendido. Pero los acontecimientos que han afectado en los últimos tiempos a la casa real noruega, han inquietado a muchos ordodoxos realistas, que han mostrado su desagrado por el apartamiento de algunos de sus miembros de normas muy arraigadas. Märtha Louise, que vive un apasionado romance con el controvertido escritor Ari Behn, ha estado 'en la picota' por algunos romances poco convencionales. La gama de especulaciones es amplia, pero lo único cierto es que la princesa, que gusta moverse libremente en la ciudad, tendrá más guardaespaldas cuidando de ella.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de octubre de 2001