Entiendo y comparto el dolor de los familiares de los muertos y desaparecidos aunque la procesión se lleva por dentro.
¿Pero vengarse a qué precio? A pesar de la cirugía informativa y utilizando todos los medios de incomunicación, cada bombardeo tiende a quitar más la credibilidad de la política de Estados Unidos y sensibilizar a los menos radicales.
Al ver con qué ensañamiento sigue bombardeando Afganistán, uno se pregunta legítimamente, ¿busca Estados Unidos a Ben Laden o a través de él quiere imponer la nueva ideología: la americracia?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de octubre de 2001