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El PP moviliza toda su maquinaria para que Fraga bata su propio récord

Casi 2,3 millones de gallegos votan hoy por la continuidad o el cambio del Bloque y el PSdeG

Santiago de Compostela

Una poderosa maquinaria para la que trabajan miles de personas se pondrá en marcha hoy en Galicia con el objetivo de proporcionar a Manuel Fraga no sólo su cuarta mayoría absoluta, sino el hito de batir el propio récord del PP en las elecciones autonómicas (42 de los 75 diputados del Parlamento y el 52% de los votos). Animados por la marcha de la campaña, Fraga y sus colaboradores han dejado caer en los últimos días que su aspiración va más allá de retener el Gobierno de la Xunta e impedir una posible alianza entre el BNG y el PSOE. Casi 2,3 millones de electores decidirán entre un presidente a punto de cumplir 79 años y el cambio que prometen el nacionalista Xosé Manuel Beiras y el socialista Emilio Pérez Touriño.

Un nuevo triunfo de Fraga en las elecciones que se celebran hoy en Galicia, las sextas desde la aprobación del Estatuto, supondría también un espaldarazo al Gobierno de José María Aznar en momentos delicados debido al escándalo de Gescartera. El PP corroboraría su idea de que, pese a todas las dificultades que le han ido surgiendo en el último año y medio, el desgaste ante la opinión pública es mínimo. Al mismo tiempo, los populares cerrarían el posible acceso al poder del nacionalismo en la única de las tres comunidades históricas donde nunca han estado en el Gobierno. Convencido de su triunfo, el PP también pretende demostrar que la nueva dirección del PSOE está aún lejos de haber consolidado una alternativa consistente al Ejecutivo de Aznar.

El líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, ha participado activamente en la campaña para respaldar a Pérez Touriño, uno de los dirigentes regionales más identificados con el nuevo grupo de poder en el PSOE. Según todas las encuestas conocidas, es poco probable que los socialistas consigan superar al BNG, que en los anteriores comicios les arrebató la segunda plaza.

En cualquier caso, tras la debacle sufrida en 1997, el PSdeG-PSOE podría presentar su posible avance, aun si fuese modesto, como el fin del imparable declive que ha sufrido el socialismo gallego en los 11 años que lleva Fraga presidiendo la Xunta. Para el BNG, la cita de hoy tiene todas las características de una encrucijada: se comprobará si esta peculiar forma de nacionalismo escorado a la izquierda es un fenómeno en estancamiento, como sostienen sus rivales y no pocos analistas, o, por el contrario, sigue constituyendo la alternativa más sólida al poder de Fraga.

Ayer llovió intensamente en toda Galicia, aunque para hoy las previsiones meteorológicas son mejores. Mientras Beiras y Touriño se relajaban tras la campaña, Fraga, además de descansar, se reunía con un grupo de apoderados e interventores del PP para aleccionarles sobre la importancia de su cometido. Además de los representantes en los colegios, el PP movilizará a varios miles de personas y cientos de vehículos en las zonas rurales para llegar hasta el último votante y ofrecerle un medio de transporte con el que acudir a las urnas.

Los dirigentes del Partido Popular, empezando por Fraga, han hecho durante la campaña insistentes llamamientos para que todos sus militantes se erijan en "agentes electorales" y contribuyan a "llevar todos los votos posibles a las urnas".

Amenazas de los populares

El ya célebre carrexo (acarreo) de votantes en las zonas rurales es denunciado por la oposición como un modo de coaccionar la voluntad de los ciudadanos. El PP sostiene que se limita a facilitar el ejercicio del derecho al voto en una comunidad con la población muy dispersa. Dirigentes populares han llegado a amenazar a sus adversarios para que desistan de vigilar esas prácticas e intenten documentarlas con fotografías, como han hecho en otras ocasiones. "Si vienen con las cámaras, sólo van a conseguir que se las rompan", bramó hace unos días, en un mitin en presencia del propio Fraga, el presidente del PP de Lugo, José Luis Iravedra.

Los analistas sociológicos sostienen que un estrecho margen de votos podría tener una importante traducción en escaños, lo suficiente para separar un triunfo arrollador de Fraga de una mayoría ajustada o incluso en peligro. Para la izquierda, la gran esperanza es que se movilicen todos los descontentos y un sector del electorado urbano del PP se quede en casa. No lo tendrán fácil el BNG y el PSdeG, tras luchar durante toda la campaña contra la hostilidad manifiesta de la inmensa mayoría de los medios de comunicación gallegos y contra un PP que ha usado a fondo todo su poder institucional.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de octubre de 2001