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La sociedad asume las bajas

La sociedad estadounidense ha cambiado lo suficiente desde el 11 de septiembre como para asumir ahora lo que antes se contemplaba como inaceptable: que soldados de este país mueran en los enfrentamientos militares terrestres. Según las encuestas, la opinión pública acepta no sólo que la guerra sea larga, sino que pueda tener un precio que este país no parecía dispuesto a pagar desde Vietnam.

En realidad, los sociólogos creen que el supuesto rechazo de los estadounidenses a aceptar bajas en guerras lejanas es una leyenda creada en buena medida por los inquilinos de la Casa Blanca. Bill Clinton, por ejemplo, retiró a sus soldados de Somalia en cuanto varios murieron en los combates y, sobre todo, en cuanto las televisiones mostraron imágenes dolorosas de ese terreno de batalla. Fue también Clinton el que se negó a que la operación aliada en Kosovo incorporase operaciones terrestres.

Ivo Daalder, diplomático de la Brookings Institution y coordinador de la política exterior de Clinton en su Consejo de Seguridad Nacional, piensa que el anterior presidente cometió un error grave durante la guerra de Kosovo: malinterpretó el sentido de la opinión pública. El acierto del Gobierno de George W. Bush, dice Daadler en The Washington Post, 'es entender que la tolerancia de la sociedad a asumir bajas es sumamente alta' en el conflicto actual.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de octubre de 2001