Bernardette Chirac, la esposa del presidente francés, Jacques Chirac, es el 'punto fijo' al que siempre ha vuelto éste a pesar de unas aventuras amorosas que no han puesto en peligro el matrimonio, ya que el divorcio no entra en los planes de esta mujer conservadora y profundamente creyente. Ésta es una de las revelaciones de Conversations, la autobiografía de la primera dama francesa, que hoy pone a la venta 100.000 ejemplares, coescrita con el periodista Patrick de Carolis, nuevo director del semanario Figaro Magazine. Confiesa la esposa del actual presidente neogaullista que supo al casarse en marzo de 1958 que lo hacía con un hombre 'que tenía un éxito increíble con las mujeres'. 'Pero mi padre me había dicho: 'Eres su punto fijo'. El tiempo le ha dado la razón. Mi marido siempre ha vuelto al punto fijo. De todas formas, le he advertido varias veces: el día en que Napoleón abandonó a Josefina, lo perdió todo', declara. También habla Bernardette Chirac de las dos hijas fruto del matrimonio. Por un lado, del 'sufrimiento' familiar por Laurence, que pasó primero por una meningitis y luego por una 'anorexia mental muy grave' que hizo su carácter 'cada vez más depresivo y suicida'. La esposa del presidente, del que irónicamente se reconoce como 'la humilde servidora', se esfuerza, por otro lado, en desmentir los rumores de rivalidad con su otra hija, Claude, una de las más próximas colaboradoras del jefe del Estado y muy distante de la imagen de ama de casa consagrada a su marido que da su madre. Bernardette Chirac declaró ayer, en una entrevista al canal de televisión France 2, que su marido, que revisó el libro antes de enviarlo a la editorial pero no hizo cambios de fondo, 'se ha llevado pequeñas sorpresas' leyéndolo.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de octubre de 2001