Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crónica:FÚTBOL | Novena jornada de la Primera División

"Quité a Zidane para potenciar la delantera"

Del Bosque justifica sus cambios, y Hierro y Makelele, con sus tarjetas, estarán ante el Barça

El Bernabéu no estaba para miramientos. Al ver que su equipo no encontraba el camino, la gente perdió la pose contemplativa y pasó a la acción en forma de abucheos, pitidos e incluso gritos de "¡fuera, fuera!" contra los jugadores y el técnico, Vicente del Bosque. Nunca había sido tan beligerante la afición con Del Bosque como cuando quitó a Zidane para dar entrada a Morientes a falta de diez minutos.

"Hasta mi mujer y mi hija de seis años me han preguntado por qué cambié a Zidane", contó Del Bosque en la SER. "Los cambios son un drama" para los técnicos. "He hecho los cambios para potenciar la delantera y he dado entrada a los jugadores que he creído oportuno. Tampoco me voy a extender en este debate porque podemos hablar mucho. A los cuatro defensas no los quería tocar porque son el sostén defensivo. Metí a Munitis por su velocidad, y porque como revulsivo le considero en mejor forma incluso que Morientes".

Mostovoi apoya a Del Bosque

El más comprensivo con Del Bosque fue Mostovoi. El ruso estaba satisfecho y ansioso al mismo tiempo, al salir del vestuario. Su ansiedad era cuestión de amistad. "¿Dónde está Makelele?, ¿dónde se ha metido este tío?", se preguntaba, mientras esperaba a su ex colega en el Celta para saludarle. Mostovoi no entendió los pitidos del público: "Son cosas del fútbol. Zidane hizo un buen partido, probablemente fue el mejor del Madrid. Pero si quieres ganar tienes que meter goles y es más fácil que los haga Morientes, que es delantero. Supongo que Del Bosque habrá querido irse arriba y por eso le ha quitado. Porque Zidane no es un goleador y Morientes sí".

"¿Qué le pasa al Madrid?", le preguntó el ruso a Makelele. "¡Nada, estamos bien!", respondió Makelele. Mostovoi envió un mensaje de optimismo a los madridistas: "Yo me he quedado contento con el empate. Aquí miras a tu alrededor y... ¡uff!. El Madrid tiene todo para salir de esta situación. Con la plantilla que tiene, tarde o temprano estará arriba".

Con una patada voladora precisamente dirigida al tobillo de Giovanella, Hierro se expuso con creces a que el árbitro le mostrara la quinta tarjeta amarilla que recibe en Liga. Sin dudarlo, Turienzo Álvarez se la enseñó. La coincidencia es muy oportuna puesto que, si bien se pierde el partido contra el Villarreal, le garantiza jugar el próximo Madrid-Barça, el 4 de noviembre. El problema es que Makelele recibió doble amarilla y tampoco jugará en Villarreal. La consecuencia es que Helguera, que ayer se quedó sin jugar después de nueve semanas de lesión, deberá forzar su reaparición en Villarreal.

Como dijo Mostovoi, Zidane hizo un partido completo. "No le podías dejar un metro porque te hacía cualquier cosa", admiró Giovanella; "y yo tenía unos tacos demasiado largos que no se clavaban porque el terreno estaba duro así que... al principio le marcó Luccin". Muy participativo, el francés dejó solo a Guti ante Cavallero para que marcara el gol del Madrid. Buscó a Figo cada vez que pudo y entusiasmó al público que abarrotó el Bernabéu con una serie de controles y fintas espectaculares. Un remate suyo en forma de globo estuvo a punto de alcanzar la escuadra más lejana del arco del Celta, sin apenas ángulo para tirar y con Cavallero tapándole el primer palo. Su regate más fantástico se lo hizo a Luccin, un compatriota suyo: consistió en simular que aceleraba para envolver el balón con su pie derecho, pisarlo ligeramente, y salir en sentido contrario. Luccin pasó de largo.

"Creí que Guti estaba en fuera de juego", dijo Cavallero. "Por eso no le cerré el ángulo de tiro y tuvo tiempo de colocarme el balón con una vaselina". El de Guti fue el único gol del Madrid. "Fallamos demasiadas oportunidades", se lamentó Figo; "y el árbitro no aplicó el mismo criterio con los dos equipos. Cortó demasiado el juego y eso perjudicó al equipo que buscaba la victoria y que atacaba constantemente, que era el Madrid".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de octubre de 2001