El Juzgado de Menores número 1 de Sevilla ha condenado a ocho años de internamiento en centro cerrado y a cinco años más de libertad vigilada, la máxima condena que permite la Ley del Menor, a Isaac V. S. como autor del asesinato de Alejandro Méndez, que recibió una puñalada mortal durante un enfrentamiento entre varios grupos de jóvenes que celebraban en noviembre de 1998 una botellona en los jardines de Murillo de Sevilla. Cuando ocurrieron los hechos, Isaac tenía 17 años y Alejandro 24.
La sentencia del juez de menores Rafael Cuerda, que fue leída ayer a la fiscalía y a los abogados de las partes, se basa en el valor de los testimonios de los dos jóvenes que vieron al acusado, en la madrugada del 7 de noviembre, cuando golpeó a la víctima en el pecho; y en el relato de un tercer chico, M.L.R. -que durante la instrucción del caso estuvo imputado como coautor del asesinato- que vio sangre en la navaja de Isaac. Las tres versiones coinciden con la trayectoria de la herida relatada por todos los forenses en sus informes periciales.
Tanto Isaac -que en el juicio se acogió a su derecho a no declarar- como el otro joven que estuvo imputado habían reconocido en sus declaraciones judiciales que ambos llegaron a sacar sus respectivas navajas durante la pelea pero negaron que las hubieran empleado. El juez hace referencia a que ninguno de los numerosos testigos que se encontraban aquel día en el lugar del crimen vio que se llegara a sacar una tercera navaja.
Los informes forenses y de la Policía Científica realizados a partir de los análisis de la ropa de la víctima atribuyeron la presunta autoría de la puñalada al arma blanca propiedad de Isaac, del tipo Opinel y que este joven entregó a un amigo, y descartaron que hubiera sido asestada con la otra navaja, que fue recuperada por la policía de una alcantarilla.
La versión ofrecida por el perito de la defensa, el catedrático de Medicina Legal Luis Frontela, fue 'ilógica, irrazonable y sorprendente', según la sentencia, al intentar explicar que la navaja intervenida al acusado no pudo ser la utilizada en la agresión. Explica el juez de menores que Frontela 'nunca examinó el cadáver ni midió la herida' y añade que 'no consta respaldo científico alguno' a sus cálculos sobre la elasticidad de los tejidos y el llamado 'efecto acordeón' de las navajas en la piel.
José Méndez, padre del joven asesinado, expresó ayer a Efe su tranquilidad por la sentencia condenatoria y aseguró que ha perdonado al asesino de su hijo. Lo que más ha dolido a la familia, según Méndez, es que Isaac 'no se ha arrepentido de lo que hizo'. 'Durante estos tres años siempre esperé un gesto que nunca tuvo. Ahora confío en que la condena le haga recapacitar', dijo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de octubre de 2001