Jordi Pujol es nacionalista y en España tiene fama de gran estadista. Respecto a lo de nacionalista, su partido ha intentado durante 20 años hacer con los socialistas del PSC lo que no puede ni debe permitirse, justamente por interés nacional bien entendido, un partido nacionalista: pretender excluir de la nación, aunque sea por conveniencia electoralista, una de sus partes.
Y lo de gran estadista lo será con relación al Estado español: en el Parlament, durante el debate de la moción de censura a su Gobierno, por pura estrategia partidista o por simple orgullo personal, no ha dudado en ridiculizar la propia institución que preside manifestando con su silencio un desprecio indigno de su cargo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de octubre de 2001