Ana Recio Mir, profesora de la Universidad de Sevilla, aborda la vida y la obra de Juan Ramón Jiménez en el exilio, entre los años 1936 y 1958, en el libro Juan Ramón Jiménez, el exilio y la piedra de Moguer, que se presentó ayer. Este volumen supone la primera de las entregas programadas por la Fundación Juan Ramón Jiménez de Moguer para la conmemoración del 56º aniversario de la concesión del Premio Nobel de Literatura al poeta.
'Con esta biografía se quiere, además, desterrar la imagen de un Juan Ramón encerrado en su torre de marfil, la visión generalizada del hombre apartado de la realidad cotidiana y ajeno a los problemas del mundo, para ofrecernos a un Juan Ramón, a pesar de sus derrumbes físicos y emocionales, íntegro y honesto en su compromiso ideológico y social', escribe en el prólogo del libro el profesor Ángel Sánchez Escobar.
Juan Ramón y su esposa, Zenobia Camprubí, iniciaron en 1936 un exilio que los llevó a EE UU, Cuba y Puerto Rico. En enero de 1939, se trasladaron a Nueva York y meses más tarde a Florida, una tierra que a Juan Ramón le recuerda Andalucía. 'Juan Ramón nunca pudo prescindir de Andalucía', afirmó Recio. Y explicó: 'Juan Ramón siempre pensó que su exilio iba a ser provisional, que algún día regresaría a Andalucía y a Moguer. Pero fue un destierro definitivo'.
El libro refleja a un Juan Ramón creativo. Con todo, también recoge las caídas emocionales del autor de Platero y yo, las depresiones que sufrió, que incluso lo obligaron a vivir varios internamientos en centros psiquiátricos. 'En Cuba se sintió especialmente deprimido. Pero subía a la azotea de su casa y miraba al mar. Eso lo consolaba', dijo Recio. El libro también resalta la coherencia ideológica de Juan Ramón, su lealtad a la II República.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de octubre de 2001