Antes del choque, el entrenador del Deportivo, Javier Irureta, debió de elevar sus plegarias al cielo para que no le ocurriese nada al portugués Nuno, su portero titular anoche. Porque, en caso de emergencia, el Deportivo se hubiese visto en una situación muy embarazosa: como segundo guardameta estaba sentado en el banquillo Molina, el titular habitual, pero que arrastra una lesión de rodilla desde el partido de la pasada semana en Manchester, donde tuvo que retirarse en el descanso. Un despiste burocrático no dejó más opción a Irureta: o elegía a un chaval de Tercera o se quedaba con el renqueante Molina.
Al término del entrenamiento del pasado martes, Irureta facilitó la lista de convocados para el partido y el portero suplente era Dani Mallo, el tercer guardameta. Pero, horas después, alguien reparó en un pequeño detalle: Mallo no estaba inscrito para la Liga de Campeones. El club intentó hacer una gestión ante la UEFA, pero el organismo futbolístico le recordó que las normas son las normas y están hechas para cumplirlas. La única opción que quedaba al técnico deportivista era la de José Ramón Naya, un chico de 20 años que juega en el filial, en Tercera. Y prefirió a Molina, aunque cojo.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de octubre de 2001