Amsterdam Europa especialmente y todo el mundo en general tienen hoy la responsabilidad fundamental de articular "nuevos y más eficaces mecanismos de lucha contra la plaga del terrorismo" sin que ello menoscabe "la tolerancia y el pleno respeto de los diversos credos, creencias o aspiraciones", según afirmó ayer el rey Juan Carlos durante la cena de gala que le fue ofrecida al término de la primera jornada de su segunda visita de Estado a Holanda. Su anfitriona, la reina Beatriz, expresó "apoyo y simpatía" a la lucha española "contra ese mal".
La amenaza terrorista se convirtió en el tema destacado de este viaje desde su inicio, al filo del mediodía de ayer, cuando los Reyes fueron recibidos al pie del avión por la soberana holandesa acompañada del príncipe heredero, Guillermo de Orange. Otros asuntos de la jornada, evocados por la reina Beatriz, fueron el pasado común marcado "por un largo periodo de conflictos" y la "impresionante transformación social, económica y política" de España bajo la democracia, que ha desembocado en un panorama de intensas relaciones caracterizadas por que "los holandeses van cada vez más a España: estudiantes, turistas, jubilados y, en menor medida, futbolistas", según dijo la reina.
Celebrada la ceremonia de bienvenida en un hangar del aeropuerto, los Reyes se trasladaron al Palacio Real, donde pernoctarán las dos noches de su estancia en los Países Bajos, y cruzaron poco después la plaza del Dam bajo la persistente e intensa lluvia, que casi no paró en todo el día, a fin de depositar una corona de flores en la tumba del soldado desconocido. Los alrededores de la plaza estaban llenos de gente, que observaba el acto en silencio.
Durante el almuerzo privado que congregó a continuación a las dos familias reales, don Juan Carlos impuso la Gran Cruz de Isabel la Católica al príncipe Guillermo y a su futura esposa, Máxima Zorreguieta.
Asistió también a la comida Carlos de Borbón, el hijo de la princesa Irene, que vive al margen de su real familia, y de Carlos Hugo de Borbón y Parma. Luego, los Reyes visitaron un barrio meridional de la ciudad en el que se encuentra el nuevo estadio del Ajax y que está siendo sometido a una profunda remodelación para contener la degradación que motivaba su abandono por una población mayoritariamente inmigrante, de origen asiático.
Ya en la cena, la reina Beatriz abrió su discurso con un recuerdo de los ochenta años de guerra de independencia librada por su país, entre 1516 y 1685, frente al imperio de los Austrias, y pasó directamente desde la paz de Westfalia a la mención del franquismo y del aislamiento español bajo la dictadura para explayarse en la alabanza de la España democrática. La "enorme mejora" de las infraestructuras, el "crecimiento espectacular" del bienestar, la economía "floreciente", el "éxito" frente al paro, la "fama internacional" de los artistas y de los museos españoles, que se cuentan entre "los más importantes del mundo", son los rasgos que la soberana destacó frente a siglos de leyenda.
Sólo queda "una gran sombra negra", añadió: "El terrorismo sigue dañando profundamente a la sociedad española". "En nuestra sociedad no hay sitio para el extremismo y el terrorismo, ni en la Europa pacífica ni en ninguna parte del mundo", dijo.
Don Juan Carlos agradeció "la solidaridad" de los Países Bajos "ante el profundo dolor y desazón que lleva causando desde hace décadas el terrorismo en España" y afirmó que "la brutalidad sin parangón de los atentados terroristas acaecidos en Estados Unidos el pasado 11 de septiembre obliga hoy más que nunca a articular en la Unión Europea, y en la esfera internacional, cuantos mecanismos resulten necesarios para mejor prevenir, combatir y castigar las actividades terroristas".
En el ámbito concreto de la UE, el Rey auguró "la más pronta puesta en marcha" de la lista de organizaciones terroristas, la orden europea de detención y las medidas para agilizar las extradiciones que impulsa el Consejo Europeo.
En el ámbito internacional, el monarca consideró prioritario resolver la situación en Oriente Próximo y dijo que ésa será una prioridad de la presidencia española de la Unión, a partir de enero próximo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de octubre de 2001