José María Olazábal, que afronta desde hoy el Abierto de Madrid en el Club de Campo, confesó ayer que se halla en una situación 'crítica' por culpa de su pésimo juego. Tras calificar de 'letal' la combinación de sus erráticos golpes de salida y su fallos con el putter sobre el green, reconoció: 'No me he sentido tan mal en toda mi carrera'.
A sus 35 años, el ganador del Masters de Augusta de 1994 y 1999 sólo se ha impuesto esta temporada, en mayo, en el Abierto de Francia y es el 58º en la clasificación mundial por puntos. Por eso en 2002 piensa adelantar a enero su incorporación al circuito norteamericano para ponerse bajo la tutela de su entrenador, Butch Harmon, que también prepara al estadounidense Tiger Woods.
'En las últimas semanas se han acentuado mis malas sensaciones', explicó Olazábal; 'así que tendré que jugar no con miedo, pero sí con precaución, sin buscar golpes agresivos. No estoy para correr aventuras'.
A la cita madrileña también acuden Severiano Ballesteros y Miguel Ángel Jiménez, así como el surafricano Retief Goosen, campeón del Abierto de Estados Unidos de este año, y el norirlandés Darren Clarke, que encabezan la clasificación del tour europeo por ganancias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de octubre de 2001