Los mercados de valores llevaban varias semanas sin tomarle el pulso a la economía real y ayer se vieron forzados a efectuar una brusca toma de contacto.
El BCE volvió a imponer su criterio en contra de las economías a las que representa y mantuvo los tipos de interés, lo que sirvió para desinflar los ánimos de los inversores europeos. Las bolsas, que ya habían iniciado una cauta retirada de beneficios, apenas acusaron el efecto que puede tener sobre unas economías en horas bajas el mantenimiento del precio del dinero en niveles altos, al tiempo que en Estados Unidos no se repara en gastos para tratar de recuperar la normalidad.
Pero fue precisamente en Estados Unidos donde saltó la chispa que hizo caer con fuerza a todos los mercados de valores. Los indicadores publicados ayer muestran el progresivo deterioro de aquella economía, contando ya con el impacto extra de los acontecimientos del 11 de septiembre. La venta de viviendas de segunda mano descendió el 11,7%, la peor cifra desde abril de 1995, los pedidos de bienes duraderos cayeron el 8,5% y las peticiones semanales de desempleo crecieron en 8.000, hasta alcanzar un total de 504.000, el dato más alto desde 1991.
La reacción de los inversores ante este cúmulo de evidencias fue fulminante y los recortes se impusieron con fuerza en todas las bolsas. Madrid cedió el 2,67% y el Ibex 35 un 2,69%. Las bolsas más importantes de la eurozona también sufrieron caídas de más del 2%. Lo Bolsa de Nueva York, muy moderada en las últimas semanas, perdía el 1% a media sesión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de octubre de 2001