Todavía no entiendo cómo las autoridades no toman medidas respecto a las colas que se forman día tras día en la Delegación del Gobierno en Barcelona.
El número de inmigrantes que intentan regularizar su situación ha crecido espectacularmente en los últimos años. Sin embargo, el número de funcionarios que trabajan en los mostradores sigue siendo el mismo, por lo que no es posible dar abasto a la demanda surgida.
Por otra parte, muchos de ellos, después de estar todo el día en la cola, ni siquiera logran ser atendidos. No olvidemos que la mayoría se encuentran en situaciones laborales indignas y no les resulta nada fácil acceder a estos trámites para que, encima, tengan que volver en repetidas ocasiones (poniendo incluso en riesgo sus puestos de trabajo).
¿Cómo es posible no dar soluciones a una manifestación tan clara de las necesidades de nuestra sociedad? Muy sencillo: son inmigrantes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de octubre de 2001