Marco Aurelio Pérez (del PP) fue investido ayer alcalde de San Bartolomé de Tirajana, el municipio turístico más importante de Canarias, al prosperar la moción de censura contra José Juan Santana (de Ican-Coalición Canaria) con el apoyo de los seis concejales de su grupo, junto a los cuatro del Partido Socialista Canario-PSOE y el tránsfuga Juan Francisco Ramírez (de CCN-CC). Los seis miembros del PP han consumado una polémica operación en contra de los criterios de la dirección nacional y canaria, que habían anunciado su expulsión del PP en caso de que se desobedecieran los criterios del partido, igual que ha hecho con Ramírez la ejecutiva nacional del Centro Canario Nacionalista. Los 11 ediles estuvieron ilocalizables durante varias semanas.
En su primer discurso como alcalde, Marco Aurelio Pérez, en mitad de gritos de dos centenares de personas que lo abucheaban e insultaban, aseguró haber sido víctima de múltiples amenazas a él y miembros de su familia y no escatimó críticas a las injurias y calumnias pronunciadas estos días por el portavoz de CC en el Congreso, José Carlos Mauricio (también de Ican-CC). Los fundamentos de la moción están en los "más de 7.000 millones de pesetas de déficit, la actitud despótica, poco dialogante y altanera de Santana con concejales y funcionarios, opacidad en su gestión y enchufismo, el último caso ocurrido 24 horas antes al contratar a 60 personas sin funciones específicas".
José Juan Santana -alcalde desde 1992 al que reeligió en 1999 el 51,9% de los votantes- aseguró que la censura no se fundamenta en razones políticas. A su juicio, el próximo gobierno local será "ilegítimo" y estará "basado en la cacicada, el oscurantismo y el servicio a unos pocos". Durante el primer tramo de la presente legislatura, y a pesar de no necesitarlo, formó equipo con los cuatro concejales socialistas, a los que expulsó el pasado mes de junio por desconfianza.
El portavoz de CC, Norberto Pérez Montesdeoca, centró sus críticas en el tránsfuga Ramírez y le reclamó la entrega del acta de concejal por haber abandonado la disciplina del partido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de octubre de 2001