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El Festival Roma-Europa acerca a Oriente y Occidente con la música sufí y Bach

Las cantatas de Juan Sebastian Bach, una de las cimas del arte occidental, frente a la música sufí, máxima expresión de la espiritualidad islámica. Un contraste especialmente interesante en el contexto de la actual crisis internacional, el propuesto el jueves por el Festival Roma-Europa, que se celebra en la capital italiana a lo largo del mes de octubre. La iniciativa, que colocó frente a frente en el Teatro Argentina a la soprano Gemma Bertagnolli, acompañada por el grupo Conjunto Italiano, y a la cantante uzbeka Monâjât Yulchieva, partió del escenógrafo y director teatral estadounidense Peter Sellars, cuyo espectáculo hubo de ser cancelado a última hora. Sellars esperaba estrenar la noche del jueves su montaje especial Bach Cantatas, interpretado por la mezzosoprano Lorraine Hunt Lieberson. La cantante, impresionada por los atentados del 11 de septiembre, se negó a viajar a Roma desde Estados Unidos y Sellars sugirió el cambio. 'En un momento como el que estamos viviendo, de desconfianza entre las culturas y las religiones, la iniciativa pretende acercar un poco dos mundos, dos formas de espiritualidad', reconoce la organización del festival.

La perfección matemática de Bach, su música sobria que surge con la aspiración ascética de la Reforma, contrasta con el carácter casi folclórico de la música sufí, interpretada por Yulchieva. Una espiritualidad la de Bach que se expresa a través de una técnica muy elaborada y contrasta así con la pureza popular del canto sufí. Ambos sonidos tienen una cosa en común, ser poco representativos de la realidad actual del mundo cristiano el uno y del musulmán el otro.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de octubre de 2001