Pocas veces ha puesto el actual presidente del Gobierno tan certera y oportunamente el dedo en la llaga como cuando, en su afán de elogiar a Camilo José Cela (por cierto, es increíble la derechización que produce la obtención de un Premio Nobel), descalifica al resto de los españoles. Como bien dice el señor Aznar, sufrimos la permanente tentación de vilipendiar a quienes destacan en cualquier actividad.
Sin ir más lejos, su actitud es realmente ilustrativa: lleva años ejerciendo esa práctica con su antecesor en el cargo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de octubre de 2001