La situación vivida en Toulouse supone una advertencia sobre las consecuencias funestas de la relajación de las medidas de seguridad. Es necesario detener la fragmentación progresiva de las empresas en unidades más pequeñas y difíciles de controlar, las reducciones de plantilla, la temporalidad de los contratos, el ahorro en los gastos de renovación y mantenimiento; y la práctica, cada vez más frecuente, de la subcontratación.
El incremento en las medidas de seguridad debe considerarse una tarea fundamental de las industrias. Éstas deben invertir en la renovación de sus equipos, en la mejora de las condiciones del entorno laboral, y deben, asimismo, evitar al máximo la subcontratación eliminándola completamente en la fase de almacenamiento de los productos, en la que se requiere las mismas condiciones de seguridad que en el resto del proceso productivo. La Administración, por su parte, debe comprometerse a fondo en las funciones de control e inspección de todos los aspectos relacionados con la seguridad.
Hemos podido ver, en el caso de Toulouse, cómo la ciudad ha crecido, en los últimos años, hacia los emplazamientos industriales hasta acercarse excesivamente a las empresas. En esta tendencia se observa, además, un factor evidente de desigualdad en el riesgo o clasismo ambiental: son los sectores menos favorecidos de la población los que acaban viviendo frente a las químicas. Son también estos sectores los primeros afectados en caso de accidente.
La situación en Tarragona es idéntica, con barrios demasiado próximos al polígono. La experiencia demuestra que esto no debe repetirse. Se necesitan normas urbanísticas que establezcan perímetros de seguridad que eviten la proximidad entre industrias y zonas habitadas para reducir el riesgo.
Es necesario mejorar a fondo los planes de emergencia existentes. Deben considerarse, además de las fugas tóxicas, los riesgos derivados de una explosión y las medidas para proteger a la población en este caso. Como nos ha mostrado el accidente de Toulouse, ¿cómo puede aconsejarse el confinamiento cuando puertas y ventanas han sido destruidas y los edificios están dañados? También hace falta reforzar la educación ambiental de los ciudadanos y ciudadanas, y realizar simulacros que permitan verificar las medidas que se adoptarían ante cualquiera de los riesgos posibles.
Dolors Comas d'Argemir es diputada de Iniciativa per Catalunya-Verds en el Parlament y portavoz del grupo municipal de IC-V y la Plataforma en el Ayuntamiento de Tarragona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de octubre de 2001