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Tribuna:DEBATE

Recetas poco eficientes

Es la gran asignatura pendiente del Gobierno valenciano. La edificación de un moderno sistema que coordine la política científica, el desarrollo de la investigación y la tranferencia tecnológica al tejido empresarial y productivo de la Comunidad. Todo ello, antes de que la Unión Europea revise el actual modelo subsidiario de financiación a través de los fondos de desarrollo regional en 2006. Sin embargo, la realidad, constatada en los propios informes del Consell y de las patronales sobre el Sistema Valenciano de I+D+i ponen sobre la mesa la 'debilidad' del gasto público 'estancado' en el 5% del PIB, la escasa inversión privada y la profunda descoordinación, que hacen más difícil el reto de la convergencia europea en tiempo y forma.

Proliferan en la actualidad los documentos de análisis de la situación de la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) en la Comunidad Valenciana. De ellos, tres están vinculados a la Generalitat: el encargado a la Fundación (empresarial) COTEC, el del Alto Consejo Consultivo de Presidencia y el que se integra en el nonato Plan Valenciano (PVIDI). Aunque esta multiplicidad podría indicar incoherencia de procedimiento, bienvenida sea si implica el reconocimiento de que tenemos un problema. Sin embargo, desespera un poco que tantos análisis con un mismo origen discrepen en tantos puntos. Ahí tenemos otro problema: las cifras oficiales son muy opacas. Ello permite interpretarlas con mayor o menor complacencia pero, se lean como se lean, las cifras, los síntomas del problema parecen claros. Son los ya tradicionales y en eso también parecemos estancados: la inversión pública y la empresarial (muy débil); el escaso número de investigadores (en el 12º lugar); no existen nexos eficaces entre los sectores implicados en la actividad y los intereses de los sectores productivos. Si estamos donde solíamos, debe ser porque las recetas que se vienen aplicando son poco eficientes. En lo público, la inutilidad de la Ley de 1997 ha sido reconocida de facto por el Consell: lo poco que se ha aplicado no ha tenido eficacia (¿quién sabe hoy qué es el Organismo Público Valenciano de Investigación?); y lo que podría haberla tenido, no se ha aplicado. El pilar fundamental de esa ley, el PVIDI sigue en gestación. Tras muchas peripecias, se creó una Oficina de Ciencia sin medios adecuados. ¿Cómo podemos confiar en que elevándole el rango político anunciado en las Cortes vaya a solucionarse algún problema real? Es un gesto, pero si de algo andamos sobrados es de gestos para la galería. Tenemos un problema y ya sabemos que lo tenemos. Además de diagnosticar, hay que buscar remedios a los males. Y ahí es donde aparece el problema real: los remedios en esta materia exigen plazos largos y actuaciones sostenidas. Algo que está reñido con agendas políticas marcadas por la inmediatez.

Aurelio Beltrán es profesor titular de la Universitat de València

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de octubre de 2001