En siete meses (desde febrero hasta septiembre de este año) han apa
recido tres casos de cáncer infantil (dos leucemias y un linfoma) en el colegio público García Quintana, situado en el centro de Valladolid.
Como este colegio tiene unos cuatrocientos alumnos, y la incidencia en España de este tipo de cáncer es de menos de un caso cada 10.000 niños-año, podemos decir que lo razonable es que aparezca, de media, un caso cada 20 años.
En efecto, los profesores más veteranos no recuerdan ningún caso en los últimos 32 años (y son fáciles de recordar: al niño se le cae el pelo por completo como consecuencia del tratamiento).
¿Qué ha podido ocurrir? Pues se da la circunstancia de que en los últimos 12-18 meses se han instalado, ilegalmente (sin licencia de actividad), pero con la colaboración del Ayuntamiento, y justo encima del edificio que da al patio del colegio, 36 antenas que emiten todo tipo de radiaciones por radiofrecuencia.
Como colofón, señalar que en Valladolid se han dado en total nueve casos de cáncer infantil (por tanto, en este colegio hay un tercio) y que al menos otros dos casos se han diagnosticado en colegios próximos a estas antenas.
El Ayuntamiento (del Partido Popular), que, eso sí, ha declarado a Valladolid 'ciudad saludable', se niega a retirar estas antenas, y la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León (del Partido Popular) no ha movido un dedo ni ha iniciado ningún estudio epidemiológico.
Que el lector saque la conclusión por sí mismo. No creo que le resulte muy difícil.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de octubre de 2001