Es una injusticia que el Gobierno autónomo subvencione a centros de enseñanza privados de élite mediante los denominados conciertos educativos, que se crearon no precisamente con esta finalidad, mientras que las escuelas públicas están faltas de muchos materiales imprescindibles (fotocopiadoras, material fungible y didáctico, suficientes ordenadores -y no uno por cada 10 niños- etcétera) y que gracias a las asociaciones de padres de alumnos van cubriendo mínimamente, y también gracias a la voluntad de muchos padres y madres que, sin formar parte de estas asociaciones, construyen muebles para las clases, hacen cortinas o regalan juguetes y cuentos.
A mí me dio vergüenza escuchar al señor Mas cuando dijo que subvencionaban a estas escuelas de élite porque tenían dinero suficiente. Si es así, ¿por qué no resuelven las carencias de las escuelas públicas? ¿Por qué obvian que hay cerca de 10.000 niños estudiando en barracones, esperando a que la Generalitat construya unos centros dignos? Nos están dejando muy claro cuál es su modelo educativo: favorecer a los que más tienen, en lugar de invertir en una enseñanza pública y de calidad para todos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de octubre de 2001