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'Usan armas que les dio EE UU'

Almería / Cádiz
Los alumnos andaluces no son ajenos a la nueva situación mundial originada tras los atentados del 11 de septiembre en EE UU. La mayoría no entiende por qué gente inocente está sufriendo una guerra que no han iniciado. Las críticas las reciben por igual el presidente George W. Bush y Bin Laden

La mayoría de los estudiantes lamentan que personas inocentes sufran la guerra mientras que Bin Laden permanece escondido y tampoco se profesa un apoyo firme a los ataques sobre Afganistán.

María Luz Maldonado Castillo, del colegio José Salazar de El Ejido, acusa directamente al país occidental: 'Estados Unidos les regaló armas y ahora ellos las están empleando'. Su compañera Marta Manzano Manzano lanza una pregunta: 'Si Bin Laden tiene tanto dinero, ¿por qué no le da comida a la gente en vez de comprar armas?'. 'Mi madre', continúa, 'le preguntó a una compañera musulmana que decía el Corán y le contestó que no hablaba de que se hiciera nada malo. Entonces, ¿por qué tratan tan mal a las mujeres en Afganistán?'.

Jesús Vicente López Alcalde se muestra duro con los americanos: 'Es como si a Estados Unidos le gustara la guerra, porque les dan comida y así están vivos y después les tiran bombas'.

Cristina Ortega Sabio cree que 'han atentado contra las Torres Gemelas porque quieren que su religión se extienda por delante de la cristiana'. Jesús Vázquez Rodríguez está de acuerdo con que los árabes extiendan su religión por todo el mundo, 'pero que no lo hagan de la forma tan bestia como lo están haciendo'.

Para Alejandro Raposo, de 12 años y alumno del colegio Sagrado Corazón de El Puerto de Santa María (Cádiz) 'Bin Laden es un estúpido. Ha hecho que todo el mundo esté contra él'. Su compañera María del Mar Guillén, a pesar de 11 años, ya tiene la solución para encontrale: 'Un científico americano puede saber dónde está Bin Laden por el tipo de roca que hay detrás de él en el mensaje que transmitió por televisión', certifica.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de octubre de 2001