Confiemos que, alcanzado el premio Nobel, la cuestión irresoluta del Sáhara occidental no ponga en entredicho la elección de Kofi Annan como merecedor de este reconocimiento y a la ONU como organismo autónomo, aún reconociéndole limitación de movimientos. Es un lastre que debería sacudirse este organismo para ser totalmente creíble. El referéndum que otorgue la justa independencia a la República Árabe Saharaui Democrática es la cuestión pendiente de Annan, enfrentado a los intereses de la gran potencia que todavía no ha dado luz verde para que se exija a Marruecos la retirada de la antigua colonia española. Deseo que no sea decisión de Annan reducir los envíos del programa mundial de alimentos a la población saharaui refugiada. ¿Es tiempo suficiente como para intervenir, aún a riesgo del cargo?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de noviembre de 2001