La jornada de finalistas y premios del 15º Certamen Coreográfico de Madrid, celebrado en el Círculo de Bellas Artes el viernes, fue desafortunada y frustrante. El concurso es cuestionado por gran parte de la profesión, mientras el resto se mantiene indiferente. Los criterios parten de unas bases competitivas poco realistas y de la crisis creativa actual. Este año, entre otros absurdos, uno de los jurados bailaba en primer lugar (fuera de competición, faltaría más), antes que los concursantes. Al final, el jurado tardó más de dos horas en llegar a un fallo que no había alcanzado ni siquiera consenso a la hora de dejar desierto el primer premio, otorgar el segundo a Trespasando, de Bárbara Monteagudo, Ana Beatriz Pérez y Armando Martén, de A Coruña, y el tercero a Quisiera borrarte de un suspiro, de Fernando Hurtado. El premio más justificado fue el otorgado al joven valenciano Juan Carlos Verdú como el bailarín más sobresaliente del certamen.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de noviembre de 2001