El secuestro por parte de la Policía Municipal de las octavillas de información que los militantes socialistas de Hortaleza querían repartir en el mercadillo local hace evidente que, aunque no haya designado un delfín, el estilo de Fraga, su espíritu, ha calado hondo en sus huestes y no será difícil encontrarle sucesor. La información es un derecho, no una mercancía y, en consecuencia, este acto viola un derecho constitucional. La pasividad de la gente ante un hecho de estas características sería un signo de cobardía, sería meter la cabeza en un agujero más profundo que nos dejaría en una innoble postura que facilitaría nuevas violaciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de noviembre de 2001