El párroco de San José Obrero, Ángel Sigüenza, ha arremetido verbalmente y por escrito, hasta de forma insul-tante, contra feligreses que no están de acuerdo con su manera de proceder. Creemos que esta situación ha llegado al límite. Pedimos a la jerarquía que tome cartas en el asunto y que trate de solucionar un problema que padecemos desde hace casi dos años. Dicho sacerdote no permite que haya diferentes formas de pensar y obrar reconocidas por la Iglesia, y su fundamentalismo se demuestra cuando no contempla el diálogo, impone irracionalmente su criterio y excluye a aquellos que no comparten sus ideas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de noviembre de 2001