¿Cómo se da un pase de gol sin tocar el balón? Raúl lo sabe. En sus estadísticas personales no estará contabilizado como pase su gesto de dejar pasar el balón, pero debería estarlo. Sí lo estará el cabezazo que dio origen al primer gol, pero no el detalle de abrir sus piernas para que el balón llegara a pies de Figo, que había realizado un enorme esfuerzo sin premio alguno. Y Raúl decidió que aquélla no era la mejor manera de que Figo celebrara su 29 cumpleaños. Así que cuando el partido moría, Makelele recibió de Zidane en la derecha, centró raso y Raúl engañó al público, a la pelota, al Barça en pleno, dejando pasar el balón para que su socio favorito marcara el primer gol de su vida al Barça, en un partido en el que al Madrid le bastaron tres tiros a puerta para conseguir dos tantos.
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- McManaman. Acostumbra a ser el héroe inesperado en partidos grandes. Le va el papel. Suya fue la primera ocasión de peligro del Madrid, un cabezazo en plancha que se fue al lateral en el minuto 20, y suyo el centro que dio origen al gol de Morientes. Pero más allá de eso, resultó fundamental cuando abandonó la banda izquierda. Así se lo ordenó, mediada la primera parte, Del Bosque. McManaman se colocó ante Xavi y el Barça se quedó seco. Un dato revela su talante: sólo Hierro (15) y Makelele (ocho) recuperaron en el Madrid más balones que él (siete).
- Kluivert. Ubicado, como en los últimos tiempos, en la media punta, resultó dañino para el Madrid, pero sólo en el tramo inicial. Porque más allá de su visión de juego -dio un pase formidable a Overmars que éste desaprovechó al caerse- impidió las correrías de Makelele, al que ya de por sí le cuesta ver con rapidez los espacios. Pero Kluivert, que parece vivir feliz sin la responsabilidad del gol, apenas adquiere trascendencia en el juego cuando retrasa su posición. Como ocurrió ayer cuando a Xavi, su mejor socio de medio campo para atrás, le cortaron la salida. McManaman tuvo la culpa. De Kluivert fue, eso sí, uno de los tres disparos a puerta del Barça, en el minuto 72, que detuvo abajo Casillas. Los otros dos correspondieron a Gabri. ¿Y Rivaldo? No disparó. Ni a puerta, ni fuera.
- Overmars. Minuto dos de partido. Salgado dobla a Figo por la derecha, pero el Madrid pierde el balón, que va a pies de Overmars, con toda la banda por delante. Hierro se ve obligado a correr tras él, con los resultados fácilmente imaginable. Fue un inicio explosivo el de Overmars, que fue diluyéndose en cuanto Míchel Salgado se olvidó de ayudar en ataque a Figo.
- Pavón. No perdió el sitio y no se metió en líos. Ni siquiera perdió un solo balón. Aguantó las acometidas de Rivaldo, las de Kluivert, las de todo aquel que apareció por su zona. Para conseguirlo, no necesitó hacer más de dos faltas.
- Xavi. Vivió feliz hasta que McManaman le tapó la salida. Entonces dejó de conectar con Kluivert y se vio obligado a hacer un sobresfuerzo que el Barça pagó en el tramo final cuando, pese a que iba perdiendo, no era capaz de sacar jugada la pelota.
- Morientes. Siete meses y 24 días después, marcó un gol en la Liga. Y no fue lo único bueno que hizo.
- Figo. Estar, está. E intentarlo lo intenta. Una y otra vez. Nada le salió ayer hasta el tramo final. Se fue una vez de Coco, minuto 25, y cuando optó por ponerse en la derecha chocó con Puyol. Pero en la prolongación, Raúl se debió acordar de lo del cumpleaños.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de noviembre de 2001