No es que dé palmas, pero yo, por 7.487 pesetas al año como máximo, en el peor de los casos, estoy dispuesto a pagar al Ayuntamiento de Alicante otra vez una tasa que, como la de recogida de basuras, es un servicio público esencial. Y me alegro de que se elija la figura tributaria de la tasa y no la de las contribuciones especiales. Por 7.487 pesetas anuales estoy en condiciones de exigir que el servicio sea mejor; que no se acumulen restos de residuos sólidos alrededor de los contenedores; que no existan pequeños vertederos permanentes enfrente de nuestras casas ni restos deplorables en aceras, calzadas y cunetas; que se acometa una política global de tratamiento de residuos urbanos...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de noviembre de 2001