Cuanto peor van las cosas, mejor se comportan las bolsas. La economía a nivel mundial no sólo no levanta cabeza, sino que empeora con rapidez, como demostraban los únicos datos publicados ayer, el índice de gestores de compras de los sectores no manufactureros en Estados Unidos para el mes de octubre, que cayó casi un 20%, y el PIB español del tercer trimestre, que perdió medio punto con respecto al primero y 1,5 sobre el mismo periodo del año anterior.
La única razón objetiva que explica este atípico comportamiento de los inversores está en la creciente posibilidad de que los bancos centrales de Estados Unidos y la UE rebajen los tipos de interés para evitar lo que, a estas alturas, todo el mundo considera como inevitable, que la economía mundial entre en recesión. Las nueve bajadas de los tipos de interés que ha llevado a cabo la Reserva Federal de Estados Unidos en este año han sido tan inútiles como las tres del BCE, pero mientras que en las bolsas se mantenga ese curioso equilibrio entre oferta y demanda que comenzó tras los atentados del 11 de septiembre, los inversores estarán dispuestos a celebrar cualquier cosa.
El Ibex 35 ganó ayer el 3,24% apoyado en los grandes valores, mientras que París subía el 2,65%, Londres el 1,55% y Francfort el 3,35% poco antes de su cierre.
La Bolsa de Nueva York mostraba buen tono y a media sesión mantenía un avance de más del 1% ante el creciente convencimiento de los inversores de que la reunión de la Reserva Federal concluirá hoy con una nueva rebaja de los tipos de interés.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 6 de noviembre de 2001