El responsable de la delegación rusa en la cumbre del clima, Alexandre Bedrintsky, declaró ayer que su país no se definirá acerca de la ratificación del Protocolo de Kioto hasta que no queden claras las condiciones de cumplimiento, cuyo desarrollo se pretende completar en esta VII Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Rusia es uno de los protagonistas clave, ya que sin su ratificación, en ausencia de EE UU, el protocolo difícilmente alcanzaría los requisitos mínimos para entrar en vigor. Y la Federación Rusa mantiene en las negociaciones reivindicaciones duras, sobre todo en lo que se refiere a la cantidad de toneladas de dioxido de carbono que podría restar de su balance de emisiones por las actividades forestales en su territorio.
Japón, otro de los negociadores que tiene en vilo el trabajo de la conferencia por su pretensión de que el régimen de cumplimiento del Protocolo de Kioto sea lo más flexible posible, reiteró ayer su intención de ratificar ese acuerdo internacional el año que viene. Rusia y Japón hicieron ayer una significativa conferencia de prensa conjunta en esta cumbre en la que comparten posturas.
Desencuentro
A la espera de que comience hoy el tramo ministerial de la conferencia y las negociaciones al más alto nivel, el régimen de cumplimiento del protocolo -la decisión acerca de si sus normas serán de obligado cumpli-miento-, es uno de los temas de desencuentro, pero no el único que está exigiendo muchas horas de trabajo para definir legalmente el contenido del acuerdo político alcanzado en Bonn el pasado mes de julio.
Una tarea importante de la conferencia de Marraquech es preparar la declaración de la UNFCCC ante la próxima cumbre de Desarrollo Sostenible, apodada Río + 10, que se celebrará en 2002 en Johanesburgo (Suráfrica), una década después de la histórica Cumbre de la Tierra.
Dicha declaración, o contribución, ha sido solicitada por Naciones Unidas. Los grupos ecologistas señalan que debe recoger un compromiso de acelerar las negociaciones con vistas a un segundo periodo de cumplimiento del Protocolo de Kioto (después de 2012), con unas fuertes y significativas reducciones de las emisiones de los gases de efecto invernadero.
Ayer, los grupos de defensa del medio ambiente aprovecharon para hacerse oír. Greenpeace hizo una conexión vía satélite en directo con tres activistas de su organización que han subido a la cumbre del Kilimanjaro. Desde allí, a 5.000 metros de altura, y apenas 900 metros de la cima, Joris Thijssen llamó la atención sobre el hecho de que el calentamiento global del planeta provoca la pérdida de las nieves perpetuas en la montaña más alta de África y pidió que se tomen medidas efectivas para reducir las emisiones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de noviembre de 2001