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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

Aznar no acude al funeral de Getxo por razones de protocolo

El obispo de Bilbao exige en su homilía el "rechazo inequívoco y sin fisuras del terrorismo"

El presidente del Gobierno, José María Aznar, suspendió ayer su asistencia al funeral por José María Lidón, el magistrado asesinado por ETA, por problemas de "protocolo y seguridad", según fuentes de La Moncloa. La decisión de la familia del juez de reservar las tres primeras filas de bancos de la iglesia para los más próximos a la víctima y dar al acto un carácter no institucional llevó a Aznar a cancelar su viaje a Getxo. El presidente viajaba ya en helicóptero desde La Moncloa a la base militar de Torrejón de Ardoz cuando decidió no acudir al funeral. Unas 15.000 personas, encabezadas por dirigentes de todos los partidos, excepto Batasuna, se manifestaron por las calles de la localidad vizcaína, según la Policía Municipal.

El presidente del Gobierno tiene por costumbre acudir a los funerales de cargos institucionales, de miembros de un poder del Estado, como los jueces, y a los de militantes del PP asesinados por ETA. Los representantes del PP y del PSOE en la comisión de seguimiento del Pacto Antiterrorista hablaron el miércoles tras el atentado y confirmaron la presencia de sus máximos representantes, Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, en el funeral de Lidón. Ayer, el presidente llegó a subirse a un helicóptero en La Moncloa para trasladarse a Torrejón y allí tomar un avión a Vizcaya. En pleno vuelo rectificó. El ministro de Justicia, Ángel Acebes, acudió en su nombre. El Consejo de Ministros condecoró a título póstumo al magistrado con la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort.

Los problemas de protocolo y de seguridad aducidos por el entorno del presidente del Gobierno para explicar su ausencia no impidieron al lehendakari, Juan José Ibarretxe, al secretario general del PSOE, Rodríguez Zapatero, a la plana mayor de la política vasca y a los máximos representantes de la judicatura vasca acudir a la iglesia de los Trinitarios en Getxo. La decisión de no dar un carácter institucional al funeral fue adoptada por la familia de Lidón, que asimismo decidió reservar los tres primeros bancos de la iglesia para la viuda, Marisa Galarraga, sus dos hijos, Íñigo y Jordi, y el resto de familiares más próximos de la víctima.

Los líderes políticos fueron tomando asiento en el templo según iban llegando y de manera totalmente aleatoria. El lehendakari ocupó un sitio en el banco octavo, en la parte izquierda; Rodríguez Zapatero, y los dirigentes del socialismo vasco que le acompañaban se sentaron en la zona izquierda del templo. Los magistrados y representantes del Poder Judicial, que llegaron muy pronto, se situaron en un ábside de la iglesia.

El delegado del Gobierno, Enrique Villar, estuvo esperando a Acebes, que llegó tarde, en el exterior de la iglesia soportando los chaparrones intermitentes y el frío que hacía en la calle. También acudió la titular de Educación, Pilar del Castillo.

En su homilía, el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, recordó la "debordante humanidad" del juez. Frente a la "sensación de impotencia, la vulnerabilidad y la indignación" que provocan los terroristas con sus actos, Blázquez reflejó también en su intervención la esperanza de que, al final del túnel de "muerte y horror", vencerán "la justicia, la libertad y la paz". Pero para ello es necesario que se produzca, advirtió, un "rechazo inequívoco y sin fisuras del terrorismo".

"La disolución de la organización terrorista es una necesidad fundamental y prioritaria para que nuestro pueblo consiga la plena normalización", remarcó el prelado vasco en la iglesia getxotarra, que se quedó pequeña para albergar a los miles de personas que quisieron dar su último adiós al magistrado asesinado por ETA. "La organización terrorista y la ideología terrible que la sustenta dañan las raíces más nobles de nuestro pueblo", apostilló Blázquez para finalizar.

La imagen de la unidad de todos los partidos contra el terrorismo, con la única y acostumbrada excepción de Batasuna, se repitió en todas las concentraciones que se sucedieron a lo largo del día.

La manifestación de silencio que recorrió tras el funeral las calles de Getxo hizo una parada simbólica en las inmediaciones del domicilio de José María Lidón, donde se produjo el tiroteo mortal. Media hora después de que la marcha arrancara, la cabecera se plantó junto al Palacio de Justicia de la localidad con la pancarta ETA no Pakea eta askatasuna (paz y libertad). Allí, el alcalde de Getxo, Iñaki Zarraoa, del PNV, leyó un manifiesto en el que reiteró el rechazo del pueblo vasco a "la intolerancia y a la barbarie asesina".

"Estamos comprometidos con la defensa de las ideas, las de todos, porque desde ideologías distintas somos uno a la hora de enfrentarnos a la violencia de ETA", aseguró. A la manifestación acudieron la viuda y el hijo de José Javier Múgica, concejal de UPN asesinado por ETA en Leiza (Navarra) el 14 de julio pasado.

La Presidencia de la UE difundió un comunicado de condena del crimen en el que expresaba "su total respaldo a las fuerzas de la democracia que han rehusado comprometerse con los extremistas vascos" y expresaba su firme propósito de hacer todo lo posible para acabar con esta lacra, informa Bosco Esteruelas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de noviembre de 2001