George W. Bush hizo balance anoche de los dos últimos meses, "dos de los meses más díficiles de la historia de los Estados Unidos", y trató de levantar el ánimo de una ciudadanía que se enfrenta a retos sin precedentes. En un discurso que el propio Bush consideró de la máxima importancia, tan relevante como el dirigido a las dos cámaras del Congreso en sesión conjunta, el presidente recordó que desde el 11 de septiembre muchos estadounidenses habían pasado del anonimato a la condición de héroes.
Habló de los bomberos, los policías, los carteros, los médicos, los soldados y los maestros, y pidió a los estadounidenses que fueran heroicos en su vida cotidiana. "Esta tragedia", afirmó, "debe renovar nuestros valores y hacernos mejores". La idea era tranquilizar al país y evitar que se ahondaran las primeras señales de fatiga y desorientación. Bush buscó alcanzar su objetivo por elevación, subrayando todas las dificultades y reconociendo que faltaban muchas por llegar.
En una situación extraordinaria, instó a los estadounidenses a que se comportaran de forma extraordinaria. Admitió que su Gobierno seguía sin saber de dónde procedía el ántrax (carbunco) que, distribuido por carta, ha matado a cuatro personas. "Lo que sabemos es que es terrorismo", indicó.
"Somos un país más triste y menos inocente, pero también somos un país más fuerte, más decidido y más valiente", dijo. Bush insistió en las ideas del servicio colectivo, la ciudadanía y la compasión y negó que Estados Unidos fuera "una nación de materialistas y consumistas".
Bush concluyó, ante una audiencia entusiasta de soldados, policías y bomberos congregada en Atlanta (Georgia), con uno de los muchos casos de heroicidad que, según él, había que emular. Fue el de los pasajeros del vuelo 93, que se enfrentaron a los secuestradores e hicieron que el avión se estrellara en un descampado en lugar del Capitolio o la Casa Blanca. Uno de los pasajeros anunció por teléfono móvil que iban a intentar reducir a los terroristas; rezó una breve oración y las últimas palabras que se le escucharon fueron "Let´s roll", que podría traducirse como "a por ellos". "Mis queridos compatriotas: a por ellos", terminó Bush.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de noviembre de 2001