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Trabajo gestionará toda la política de Mujer y no sólo los planes de empleo

La nueva Consejería de Trabajo, dirigida por Luis Peral, se encargará de todas las políticas de fomento de la igualdad entre mujeres y hombres, y no sólo, como se había barajado hasta hace días, de los planes de empleo femeninos. La Dirección General de la Mujer dependía de la Consejería de Servicios Sociales, pero tras la remodelación del Gobierno regional efectuada en septiembre por el presidente Alberto Ruiz-Gallardón, quedó repartida entre dos consejerías: la de Trabajo, que gestionaría los planes de empleo, y la de Servicios Sociales, responsable de los centros de acogida para maltratadas. Ahora todo el departamento, dirigido por Asunción Miura, se ha quedado en Trabajo.

'Parecía poco operativo tener una dirección general dividida entre dos consejerías, y por eso hemos decidido que pase entera a Trabajo', explica Peral. ¿Y por qué a Trabajo y no a Servicios Sociales? 'Las personas que se encargan de las políticas de género no acababan de sentirse a gusto en Servicios Sociales porque pensaban que suponía incluir los asuntos relativos a la Mujer en una consejería que para algunos es la que se encarga de los problemas de los pobres. Yo no estoy de acuerdo con esa valoración, pero es lo que sucedía. Trabajo no era un mal lugar porque, al fin y al cabo, el fomento del empleo femenino es básico para conseguir la igualdad y para evitar la violencia doméstica', añade Peral.

Begoña San José, presidenta del Consejo regional de la Mujer, que agrupa a 70 asociaciones, afirma que este organismo siempre ha solicitado que la dirección de la Mujer dependa de Presidencia, 'porque su cometido atañe a las diferentes consejerías y no sólo a una'. 'No vemos adecuado depender de Trabajo, aunque hay que decir que la actitud del nuevo consejero nos ha parecido positiva', matiza San José.

Trabajo tendrá entre sus cometidos promover el futuro Plan contra la Violencia sexista y los programas de igualdad, así como gestionar los centros de promoción de la mujer inmigrante (hay uno de marroquíes y otro en proyecto para latinoamericanas) y las casas refugio, pisos y centros de emergencia para maltratadas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de noviembre de 2001