Lo negro de La Negra siempre viene llegando de otro mundo.
De la tierra del ébano y las uñas enronquecidas de la dificultad.
Vino del mar de los braceros con sus finos tobillos
y las plumas de pájaro.
Oh si resucitásemos de allí
llorando
por nuestra eterna memoria deportada.
Ella nos hizo y trae el peso de la especie
el sueño doble y lúcido de un sutil Neanderthal
cruzado con la más bella pantera inteligente.
Lo negro de La Negra es este mundo en otro:
Hocico contra hocico. Animal con persona.
Pies con uñas y zarpas. Amor con crueldad.
Vegetación con barro. Lentitud con petróleo.
Prudencia tiempo sombra.
Viene hoy
a la pasarela como una errante escultura prehistórica.
Negra y de la tormenta viene la negra aquí
hija de otra del resplandor y la negrura destilada.
Viene y no se queda jamás en nuestro maleficio.
Oh si resucitásemos de allí
soñando
por nuestra eterna memoria de feroces.
Lo exacto es que La Negra es una variedad genial
social
y más gentil verbal
opción
de los helechos.
Isla Correyero (Miajadas, Cáceres, 1957) es autora de los libros Lianas (Hiperión) y Diario de una enfermera (Huerga & Fierro) y de la antología de heterodoxos en la última poesía española Feroces (DVD).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de noviembre de 2001