He tenido la oportunidad de leer las palabras que el presidente del Gobierno dirigió a los militantes del Partido Popular en Menorca, mediante las cuales les recordó que siempre ha propugnado el libre mercado y la autonomía individual, pilares sobre los que se debe asentar la prosperidad de los españoles. En su opinión, la gente debe prosperar en virtud de su propia iniciativa, sin esperar favores de ningún poder público ni deberle favores a ningún administrador, y por eso el Partido Popular ha basado la política en la liberalización y en ensanchar los espacios de libertad para las personas y para las empresas. Asimismo, manifestó que ya no hay monopolios que proteger, porque los han abierto a la competencia.
Permítame recordarle, con todos mis respetos, que en España existen actualmente cerca de 45.000 farmacéuticos sin oficina de farmacia que también creen en una sociedad libre y que desean encarar su futuro en su profesión, ya que como profesionales liberales colegiados tienen derecho al libre ejercicio de la profesión, al libre establecimiento y a la libre competencia, tres derechos fundamentales que se les están negando por la aplicación de una normativa que limita la apertura de oficinas de farmacia en función de criterios de población y distancias que no existen en las restantes actividades profesionales. La verdadera razón de la pervivencia de estas limitaciones radica en la defensa del lucro que genera el oligopolio de farmacias; por lo tanto, miles de farmacéuticos sin farmacia están discriminados con respecto a los establecidos y no gozan del derecho constitucional de la libertad de empresa.
Confío en que el presidente continúe con su política liberalizadora y pronto se haga efectiva la liberalización de las farmacias, y no sea el único monopolio que se quede en el tintero.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de noviembre de 2001