Decían que era un amor improvisado y escondido. Era algo más y al final se han escapado. Un joven coadjutor de pelo castaño y ojos azules y una parroquiana de 23 años que cantaba en el coro de la iglesia han desaparecido hace dos semanas de un pueblo siciliano. En su fuga, el cura se llevó unos 4,5 millones de pesetas de los ahorros de su padre, que se sintió enfermo pero no ha presentado denuncia. Según cuenta Corriere della Sera, los progenitores del religioso se quedaron muy turbados porque fueron ellos los que le animaron a que se hiciese cura. Él es un joven particularmente cordial, muy amable, dicen los que le conocen. La voluntaria de la parroquia, estudiante universitaria, cantaba en el coro. La chispa saltó cuando, hace un año aproximadamente, el coadjutor la oyó cantar. Una historia de amor que no por repetida ha dejado de encandilar a Italia. El obispo, Alfredo Garsia, rehúsa hacer comentarios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de noviembre de 2001