La muerte de un joven protestante de 16 años, al que estalló una bomba casera en las manos, provocó el domingo por la noche un virulento estallido de violencia sectaria en el norte de Belfast, una de las zonas más calientes de Irlanda del Norte, donde católicos y protestantes comparten vecindad.
Ambos bandos responsabilizan a su contrario de la muerte de Glen Hugh Branagh. La policía asegura que vio cómo le estallaba una bomba casera en las manos cuando estaba a punto de lanzarla. Pero un presunto testigo protestante afirma que el artefacto había sido lanzado por los católicos y el joven Glen Hugh intentaba alejarlo de la zona donde él estaba.
Gerry Kelly, diputado del Sinn Fein por el Norte de Belfast, aseguró de manera tajante que la bomba casera de ninguna manera había sido proyectada desde las filas católicas.
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Sea como fuere, la muerte del joven protestante aumentó aún más la virulencia de las protestas y enfrentamientos que habían estallado horas antes, cuando católicos y protestantes se enzarzaron tras los tradicionales actos de celebración del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial. Pero en Irlanda del Norte el armisticio parece no haber llegado todavía, a pesar de que ya se ha iniciado el desarme del IRA y se ha acabado la crisis institucional con la polémica reelección del dimitido ministro principal, David Trimble, protestante moderado.
Más de 50 cócteles mólotov volaron el domingo de un bando a otro mientras las fuerzas antidisturbios utilizaban balas de plástico para intentar separar a los 400 manifestantes enfrentados. Dos coches ardieron y ocho vehículos policiales resultaron dañados. Un total de 24 agentes y dos soldados sufrieron heridas de diversa consideración.
Trimble calificó de 'baldía' y de 'sin sentido' la muerte de Branagh. Los incidentes del domingo por la noche ponen de relieve que, a pesar de la paz oficial, la convivencia diaria entre católicos y protestantes en los barrios marginados de la provincia sigue siendo un foco de tensiones sectarias que tardará tiempo en desaparecer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de noviembre de 2001